Sorprende y admira que tanta
pequeñez física, demográfica, pudiera en algún momento ejercer tan brioso
señorío sobre un territorio dilatado a la vez en el tiempo y el espacio. Pues
ocurrió, fue posible. La villa de Alarcón, con remotos e indecisos orígenes en
tiempos góticos, con vigencia y total certeza en el periodo musulmán, alcanzó
su culminación con la llegada de los cristianos; tras la conquista, el lugar
fue modificado para adaptarlo a las nuevas necesidades, no tanto las derivadas
de su integración en la corona de Castilla como las promovidas por su señor
natural, el marqués de Villena y no fue la menor de todas construir hasta cinco
iglesias para distribuir en ellas la populosa y abigarrada población humana.
Recuperada militarmente por Alfonso
VIII, su nieto, el Sabio, le otorgó el Fuero de Cuenca con ligeras
adaptaciones, mientras durante un periodo no muy largo formó parte de la Orden de Santiago, antes de
pasar a los Villena. Uno de los miembros más ilustres de la familia, el infante
Don Juan Manuel, pasó en Alarcón parte de su tiempo, distribuyéndolo
adecuadamente entre operaciones militares contra los musulmanes del reino de
Murcia, intrigas cortesanas, operaciones administrativas propias del territorio
y asuntos literarios, porque pese a tanta ocupación material, el infante, como
sabemos, encontró tiempo apropiado para elaborar una fecunda, siempre atractiva
de leer, obra narrativa.
Por estas calles paseó el infante, y
los marqueses, y quizá alguna vez reyes y otros señores. Podemos imaginarlo,
aunque las piedras que hoy nos contemplan o sienten el peso de nuestros cuerpos
no son ya aquellas engarzadas sobre el pavimento en tiempos godos, o
musulmanes, ni siquiera góticos. Alarcón desmenuza el paso de los minutos de
cada día dejándolos resbalar sobre nuevos guijarros, losas casi recién llegadas
del taller, en una paciente labor de reconstrucción encaminada a devolvernos la
gracia y el encanto de una bellísima urbe medieval. En el núcleo de todo, la Plaza Mayor, que lleva también
el título del infante don Juan Manuel, ocupa un espacio elevado, abierto a las
miradas, encuadrado por tres elementos arquitectónicos de consideración: el
Ayuntamiento, espectacular, con un potente soportal, del siglo XVI; la iglesia
de San Juan Bautista, de origen románico sobre el que se levantó la actual
fábrica gótica, con bóveda de cañón para cubrir la única nave, en cuyas paredes
un artista contemporáneo, Jesús Carlos Mateo, ha elaborado una valiosa
colección de pinturas murales; y la
Casa del Cura, un edificio palacial del siglo XVIII, de
estilo barroco. Los tres configuran este espacio rectangular, abierto, amplio,
donde se respira todo el sabor auténtico de las verdaderas plazas mayores de
Castilla.

Al otro extremo del espolón rocoso
está el castillo. Entre él y la plaza, o si se quiere decir mejor, entre él y
el Ayuntamiento, símbolo civil y cívico por excelencia, está el pueblo, el
callejero urbano, que se extiende mediante un trazado lineal de largas calles
sinuosas, bellamente empedradas, a las que dan poderosos portalones, severos
escudos, austeras y hermosas rejas de hierro, incorporados todos a las
elegantes casonas que traducen, en nuestra época, el ambiente de aquellas otras
donde se albergaron nobles y soldados, literatos y artesanos, eclesiásticos de
todo tipo. Recuperada para el disfrute de las sociedades contemporáneas, a las
que con alegre inconsciencia suelen aplicarse calificativos poco amables acerca
de su sensibilidad para apreciar y sentir la belleza, Alarcón contradice esa
vulgar simplificación para demostrar cada día cómo puede suscitar la emoción y
el placer en quienes siguen acudiendo hasta ella, en el uso reconfortante del
viejo, entrañable, eterno disfrute de andar pausadamente por callejas y rincones
de añejo, eterno sabor.
Comer
y dormir
Parador Marqués de Villena. Avenida Amigos de los Castillos, 3; 969 330 315.
Hotel Villa de Alarcón. Plaza de la Autonomía, s/n.; 902 879 055 /
902 879 440.
Posada El Infante. Doctor Tortosa, 4; 969 330 323.
Hostal Don Juan. Marqués de Villena, 4; 618 875 893 / 679 284 922
Deseada. Casa rural. Capitán Julio Poveda, 27. 969 330 312 / 656
944 263.
El hidalgo de Alarcón. Casa rural. Posadas, 11.
Casa Jacinto. Casa rural. Infante
don Juan Manuel, 3. 969 330 362 / 649 860 493.
La Cabaña de Alarcón. Refugio. Álvaro de Lara, 21; 969 330 373
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