sábado, 12 de septiembre de 2020

BUENACHE DE ALARCÓN

 


En ese territorio híbrido, que no es ni Sierra ni Mancha pero que toma de las dos lo que le conviene, está Buenache de Alarcón, en mitad de la provincia, al margen de la carretera N-III cuando la hicieron y más lejos todavía de la A-3 cuando vino a sustituir a aquella, de manera que la villa se queda en medio, en una especie de territorio de nadie, lo que viene a acrecentar su espíritu autónomo con el que vive plácidamente, disfrutando de un paisaje sin límites y un aparente estado de sosegada tranquilidad.
    
   Se llama de Alarcón no porque está cerca de la villa de este nombre, que pudo ejercer señorío sobre este lugar, como hizo sobre gran parte de la comarca, sino porque aquí asentaron sus raíces los miembros de la familia Alarcón, desde que uno de ellos, Pedro de nombre, fundara en 1466 un mayorazgo en favor de su hijo Diego y así se fue heredando el señorío de unos a otros Alarcones. A ellos se debe la construcción de la imponente iglesia parroquial, dedicada a San Pedro Apóstol, durante el siglo XVI pero que conserva algunos elementos de etapas anteriores, incluyendo el ábside del románico tardío (siglo XIII) y un artesonado mudéjar (siglo XV). Su disposición urbanística es compleja, al encontrarse en situación que, si bien exenta, queda abrumada por la proximidad de edificaciones que impiden contemplar una perspectiva más amplia lo que, añadido a la acumulación de etapas constructivas, produce una confusa impresión, lo que no impide que en una primera operación de acercamiento sea posible calibrar la extraordinaria calidad de una edificación que sugiere multitud de detalles dignos de consideración.

   Es de planta poligonal, con una sacristía añadida y ábside semicircular en la cabecera, con una saetera muy estrecha y alargada, detalle que proclama su más que posible origen del tramo final del románico. Hay dos portadas, la del lado norte, bocelada, de estilo gótico, parece que tuvo anteriormente un alfiz, mientras que en la del mediodía, de sencilla traza, se puede ver la cifra 1648 en la clave del arco.

    El interior ofrece un atractivo panorama, dentro del descuido general que invade la conservación de este templo, con un interesante juego de linternas y cúpulas y varios retablos barrocos. Tiene planta de salón escalonada, distribuida en tres naves, en las que se conservan algunos restos de las primitivas arquerías góticas cubiertas con excelente artesonado mudéjar de madera policromada, mientras que el crucero recibe una cúpula con tambor mediante apoyo en las correspondientes arcadas y hueco para la apertura de una linterna. Las naves quedan separadas entre sí mediante arcos desiguales. Los artesonados se interrumpen en las cabeceras de las naves laterales para dar lugar a bóvedas de terceletes en el sector mediodía y de crucería en el norte, donde también hay una ventana gótica. Ese espacio se amplió en el siglo XVIII con la incorporación de dos capillas situadas en las naves laterales.

   El retablo, barroco, obra del siglo XVIII, se forma mediante seis columnas salomónicas con pámpanos y racimos vegetales, ocupando todo el espacio de forma que por este interior queda oculto el ábside. Un casquete semicircular corona esta compleja ornamentación.

   A lo largo de los muros del templo se pueden encontrar varias capillas laterales, de estilo renacimiento, con retablos y decorados barrocos. El coro, incorporación moderna (siglo XX) se sitúa a los pies, con acceso a través de una escalera de caracol. En el lado norte se encuentra la capilla del Cristo de la Viga, del siglo XVIII; tiene planta de cruz latina con cúpula y linterna central, bóveda de arista en el resto de la nave, con un retablo barroco dorado y restos de otros retablos anteriores.

   En el lado sur, la capilla de la Inmaculada tiene fábrica de sillería con una cúpula central; se sabe que fue construida entre 1675 y 1686 por iniciativa de Diego Reíllo, arcipreste de Belmonte. Posee una bella cancela de madera de bolillos y talla para separarla del cuerpo de la iglesia. Esta capilla se comunica con la nave lateral titulada de la Virgen del Rosario.

   El patrimonio de esta parroquia es abundante y variado, con amplia dotación de casullas, un palio bordado filipino, un cáliz de plata con el punzón de Francisco Becerril (depositado en el Museo Diocesano, en Cuenca) y otras piezas de orfebrería, así como varios lienzos de aceptable calidad. También es interesante la carpintería distribuida por el templo, tanto en bancos, cancelas de bolillos, tornavoz del púlpito, etc. En resumidas cuentas, un edificio de sumo interés aunque no suele ser mencionado entre los más valiosos ejemplares del patrimonio eclesiástico conquense, a pesar de que tiene suficientes méritos para ello. No obstante, cuenta con el reconocimiento oficial de haber sido declarado bien de interés cultural y ese es un detalle de importancia.

Cómo llegar

Buenache de Alarcón está en la carretera CM 2100, entre Valverde de Júcar y Motilla del Palancar. El camino más natural es seguir esa carretera, que se toma a la salida de Cuenca por la C 220, en dirección a Arcas, aunque también se puede ir por la misma C220 hasta Motilla del Palancar y desde aquí, haciendo un pequeño tramo de la antigua N-III, se llega a la CM 2100.

Dónde dormir

Casa Rural La Casa del Pantano. San Miguel, 53; 615 568 966.

Casa Rural El Pozo y la Estrella. Hospital, s.n.; 969 200 093 / 693 772 150.

Casa Rural El Castillo de Barambio. Camino de la Vega, s.n.; 928 811 549 / 687 403 221.

 

 


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