No figura el
nombre de Valdemeca -y sin embargo lo merece- entre los lugares más atractivos
y conocidos por el turismo habitual que surca los caminos de la Serranía de
Cuenca. Ciertamente que los turistas suelen dejarse llevar por los tópicos, los
nombres bien conocidos, los que aparecen siempre de forma repetida y monótona
en las guías al uso, donde hay pocos espacios para iniciativas personales en
busca de la sorpresa. Por eso, seguramente, sitios como Valdemeca (y otros
muchos) van quedando al margen de los caminos, reservados solo para quienes
tienen curiosidad por descubrir nuevos y originales espacios.
Estamos
en el techo de la Serranía conquense, allá donde el sistema Ibérico ofrece sus
mayores altitudes. Contra una de ellas, muy cercana, chocó un infausto día el
avión en el que viajaba el equipo español de gimnasia, muriendo todos los
pasajeros, con el mítico Joaquín Blume al frente. Fue una jornada triste, que
los vecinos de Valdemeca y Huerta del Marquesado vivieron en carne propia,
intentando ayudar a quienes habían quedado destrozados sobre las breñas
montañosas de su paisaje.
A
Valdemeca se puede llegar desde la carretera de Cuenca a Tragacete, una vez
pasado Huélamo, tomando el desvío que surge a la derecha o bien desde Cañete,
subiendo por una espectacular y auténtica carretera de montaña que, entre otras
alegrías, proporciona la visión de incontenible belleza situada en la laguna
del Marquesado. Son dos opciones, a elegir entre ellas la que más guste al viajero,
aunque tampoco está mal entrar por una dirección y salir por la otra.
El
pueblo se ofrece a la vista agrupado, bien ordenado y, desde luego, con un
considerable aspecto de limpieza y cuidado, tras una intensa renovación del
equipamiento urbanístico que en este caso, a diferencia de otros, no significa
una abrupta ruptura con las construcciones tradicionales. La modernidad, aquí,
no resulta insultante. La iglesia, de ese indefinido estilo popular que tanto
abunda en los pueblos montañosos conquenses y un puente al que califican de
“neoclásico”, sin serlo, son elementos vistosos de la arquitectura local, a los
que se une ahora el muy atrevido centro de interpretación montado por el Parque
Natural de la Serranía de Cuenca, en el que Valdemeca ocupa un lugar central
por el impresionante desfile de espacios que ofrece al viajero, desde atrevidos
cerros a los que subir hasta docenas de encantadoras fuentes que buscar
siguiendo los senderos que a ellas conducen.
Pero,
sin duda, el elemento más curioso y notable de Valdemeca es la muy atractiva
exposición al aire libre organizada en torno al casco urbano con esculturas
trabajadas en hierro por Luis Zafrilla y que reproducen entrañables escenas de
la cultura tradicional, desde juegos infantiles hasta faenas agrarias, desde
elementos del hogar a un extraordinario escenario taurino, en el que se
reproducen los rostros de muchos habitantes del pueblo, ofreciendo en conjunto
un amplísimo panorama de vivencias, actitudes y comportamientos que aúnan el mérito
artístico con el valor documental. El
paisaje ilustrado llaman a esta colección de imágenes que combinan
escultura y pintura. Hay una ruta señalada, o sugerida, que es mejor,
incluyendo una incitación para hacerse una foto divertida, aprovechando uno de
los paneles con el hueco apropiado para colocar la cabeza. Es, claro, una
concesión turística, pero como no estorba ni molesta, puede aprovecharse. Y, de
paso, se disfruta del maravillo panorama de una Serranía que suele permanecer
oculta.
Con unas cosas
y con otras, la visita a Valdemeca proporciona una muy valiosa jornada de relax
y buenas sensaciones.
Cómo llegar
Por la carretera autonómica
CM-2106. Se sale de Cuenca por la
CM-2105, junto al puente de San Antón y un poco después de pasado Huélamo, a la
derecha, sale la CM-2106.
También se puede ir por la N-420 en
dirección a Cañete y ahí volvemos a encontrar la CM-2106.
Dónde dormir
Pensión
Jorma. Carretera de
Cañete; 969 286 620
Casa
Rural Serranía. Calle Mayor, 27; 660 038 140
No hay comentarios:
Publicar un comentario