jueves, 4 de junio de 2020

HUÉLAMO. EXPOSICIÓN DE REJERÍA CALLEJERA





Pasado Uña y el embalse de la Tobna, el valle  del Júcar ya está abierto del todo. La carretera discurre ahora al mismo nivel que el río, de modo que no hay barrancos ni precipicios que alejen o dificulten la comunicación entre ambos elementos. El viajero puede acercarse cuantas veces quiera a la ribera, sin problemas, pero si no lo hace avanzará presuroso para, a la vuelta de un sencillo recodo, empezar a percibir uno de los espectáculos más dignos de maravilla que es posible contemplar por estos senderos que estamos recorriendo. Pues nos espera, sencillamente, Huélamo, que se orienta de manera frontal hacia el valle, ofreciendo una amplia visión de su estructura urbanística, bellísima, de casas blancas cubiertas de rojos tejados.
    Hay una fuerte, fortísima subida, hasta que se alcanza la plaza del Obispo Isidoro Caja y Jara, uno de los dos personajes más célebres salidos de aquí; el otro es el maestre de campo Julián Romero distinguido en múltiples aventuras guerreras (la batalla de San Quintín, por ejemplo).
    Huélamo es una especie de anomalía histórica, porque perteneció a la Orden de Santiago que es, como se sabe, eminentemente manchega, por lo que no se explica muy bien a cuento de qué se hicieron cargo de este castillo serrano, que había sido construido por los musulmanes para, desde aquí, controlar bien toda la zona. Historias aparte, que siempre dan mucho juego, vayamos a lo que importa hoy.
    El entramado callejero de Huélamo es tan atractivo y sugerente como es la visión exterior y lejana del pueblo: una buena urbanización, un sugerente recorrido orlado de fuentes públicas, una correcta implicación de la arquitectura tradicional con las nuevas construcciones, suficiente respeto para mantener elementos antiguos (rejas sobre todo). En fín, un lugar digno de ver y pasear.
     El pueblo se estructura en tres calles paralelas, pero situadas a distinto nivel, que se extienden a todo lo largo del anfiteatro montañoso, con una serie de escalinatas de comunicación entre ellas que, a la vez, forman pequeñas plazuelas, algunas con fuentes públicas. La vía principal recibe el nombre de calle Real y llega hasta la iglesia; en su inicio y frente al edificio municipal, está la plaza de Julián Romero que, en realidad, es sólo un fragmento de la calle. Paralela a la Real se encuentra la calle de Arriba que, como es fácil suponer, sirve para la comunicación de las viviendas situadas en el sector superior de la población. De todas las que forman escaleras, las calles de la Paz o de la Fuente pueden servir de ejemplos para comprobar cómo se resuelve la comunicación entre los distintos niveles



     La inercia y lógica del paseante le harán tomar la calle Real que es la que insinúa ser el camino más directo y principal. Lo es y a su término nos espera el edificio religioso, una iglesia sencilla, sin especiales adornos. A su lado está la plaza de toros y por detrás de esta la subida a lo que queda de castillo, una amalgama de piedras sin forma desde la que se contempla toda la grandeza del paisaje inmediato. Pero lo realmente digno de ver son las calles de este pueblo, en la que siguen existiendo varias casonas tradicionales, muy atractivas y en las que se puede ver la que es, posiblemente, la mejor colección de rejas de toda la Serranía de Cuenca.

Cómo llegar

            Desde Cuenca hay que seguir la carretera autonómica CM 2105 que sigue paralela al curso del río Júcar hasta llegar a Huélamo.

Dónde comer y dormir

            Casa Rural Martínez López. 969 289 071 / 606 323 080
            Casa Rural Castellanos. Calle Real, 36; 969 289 116 / 616 385 483.
            Los Ayales. Apartamento turístico. Calle de Arriba, 10; 682 727 043
            Bar Rocha Fría. Calle de la Fuente, 35.

           




SAN CLEMENTE. ELEGANTE MORADA RENACENTISTA



  
La inconfundible configuración manchega de la villa de San Clemente se extiende por una amplia planicie, en la que el conjunto urbano, de predominante carácter renacentista, viene a ser como una explosión de ponderada belleza en medio de la llanura plegada al compás de las mieses y los viñedos, espíritu agrícola que acertó a convivir con el aristocrático. Ninguna edificación, ni siquiera de las más modernas, se ha atrevido a alterar ese equilibrado juego de líneas y volúmenes, pues sería pecado imperdonable romper la serenidad y belleza de este lugar envidiable.
      Entre los siglos XVI y XVII se delinea el actual trazado, renacentista y barroco, de la villa. Es en este siglo de las luces cuando surgen las plazas del Carmen, el Pósito y la Casa de la Carnicería, a la vez que se consolida la Plaza Mayor, con el Ayuntamiento (ahora transformado en museo) y la Iglesia como elementos de referencia, comunicados ambos entre sí por el llamado Arco Romano, y que responden al más puro sabor renacentista que impulsaron los dos grandes reyes de la Casa de Austria, Carlos I y Felipe II. Inscripciones y escudos de esa época abundan en el recorrido urbano sanclementino, que luego, en el siglo XVIII, conoció una segunda etapa de esplendor arquitectónico, de inspiración barroca.
     El antiguo Ayuntamiento, reconstruido modernamente (las obras terminaron en 1988), el edificio más significativo y representativo de San Clemente, presenta una espléndida fachada de dos pisos, formada por una doble arquería de medio punto, con siete arcos en cada piso. La obra, de inconfundible carácter renaciente, debió iniciarse a comienzos del siglo XVI puesto que hay constancia de que ya en 1535 tenían lugar en él reuniones del concejo. El edificio es de planta rectangular, tiene dos pisos y culmina con una llamativa espadaña y un torreón, que ennoblecen y dan vistosidad a la fachada y que fueron incorporados en época posterior; como remate final, a comienzos de ese siglo se le incorporó un reloj. Coronándolo todo, en el centro, el escudo de los Austria, con las armas propias de Carlos I; otros dos escudos laterales culminan la decoración heráldica. En junio de 2004 fueron trasladadas las dependencias municipales al también restaurado edificio de la antigua Audiencia Real, que se encuentra justo enfrente del anterior, formando ambos el encuadre armónico de la Plaza Mayor, quedando el original como sede de un museo permanente de la Fundación Antonio Pérez.
     A partir de este punto, un amplio repertorio de edificios de valor individualizado que forman el mosaico monumental de la villa, enlazado por calles y plazas de enorme encanto, mezcla de sabores populares con envolturas nobiliarias. Hacia el exterior quedan los elementos modernos, en forma de talleres, almacenes, urbanizaciones, equipamiento industrial y agrícola, etc. en los márgenes de la carretera nacional, que discurre en forma aproximadamente paralela al cauce del río Rus, marcado por dos valiosos puentes, uno a la entrada y otro a la salida del casco urbano.



   El Arco Romano ya citado desemboca en otro edificio público que se localiza a continuación de la Audiencia Real y que albergaba las antiguas Carnicerías y el Pósito público, obra del tramo final del siglo XVI, con fábrica de mampostería y sillares en las esquinas. La sede de la Inquisición, en un lugar próximo, es uno de los mejores y más nobles edificios clásicos de San Clemente, hoy remozado y adaptado para sede de un museo local en torno a la imaginería de la Virgen de Rus. El convento de San Francisco, durante mucho tiempo abandonado y ruinoso, ha sido recuperado por la Diputación para restaurarlo con una finalidad hotelera. Otros conventos, como los de clarisas nazarenas, clarisas franciscanas, trinitarias o el convento y colegio de jesuitas son restos del pasado de fuerte raigambre religiosa. En cambio, la Torre Vieja es un último rescoldo de la estructura defensiva de la villa, adaptada hoy como centro de información turística y pequeño museo etnográfico. A lo que se puede añadir un listado, no muy amplio, pero sí significativo, de casas solariegas (los Oma, Marínez del Peral, Valdeguerrero) que nos retrotraen al carácter señorial que tuvo la villa.

Cómo llegar

Desde Cuenca se debe tomar la N-420 hasta La Almarcha, para tomar la autovía A-3, desde donde se abren dos opciones.
La primera, al llegar a Castillo de Garcimuñoz, coger la CM 3110 y al llegar a La Alberca de Záncara seguir por la CM 3009 hasta San Clemente.
La segunda, seguir por la A-3 hasta Honrubia donde se toma la CM 3112 que llega hasta San Clemente. Las dos opciones son similares en distancia y tiempo.

Dónde comer y dormir

Hostal Milán. Boteros, 24; 969 300 708. Tiene restaurante
Hostal Plaza Mayor. Plaza Mayor, 8; 969 300 072
Hostal Ven y Ven. Carretera de Villarrobledo, 48; 969 302 425
Pensión Posada del Reloj. Plaza Mayor, 10; 969 301 526. Tiene restaurante
Hostal Milán II. Arrabal, 24 969 301 413 / 969 300 578. Tiene restaurante
Pensión El Pinar. Carretera de Villarrobledo, km. 12; 969 302 257
            Casa de Los Acacio. Casa Rural. Cruz Cerrada, 10; 969 300 360
            Casa El Tejar. Casa Rural. Arrabal, 24; 600 488 430.
            La Aldea. Casa Rural. Carretera de La Almarcha, km. 1,800; 969 300 173 / 610 345 651
            Casa Alcañiz. Casa Rural., Las Eras, 30; 670 816 580
Restaurante Jacinto. Plaza de la Iglesia, 2; 969 300 887
Restaurante Ruta Manchega. Carretera Ciudad Real-Valencia, km. 3; 969 302 421


UN LUGAR DEL INTERIOR: ALBALADEJO DEL CUENDE

               Los caminos que se pierden por el interior del inmenso territorio conquense son hollados cada vez por menos personas. Los ind...